Reflexiones sobre la importancia
del costo de oportunidad
Ciro Andrés Patiño1er Año LICC - LIE Comisión “B”Universidad del CEMA
Todavía recuerdo aquella primera vez que pisé la
UCEMA, luego de elegirla predilectamente como el lugar donde quise apostar a
por mi futuro, en el Open House del 4 de marzo de 2019. Fue allí donde me
interioricé en las carreras que desde 4to. año del secundario había decidido estudiar:
Economía y Contador Público. Hoy, gracias a Dios, puedo estar cumpliendo, con
mucho esfuerzo, ese sueño de aprender lo que quiero donde quiero.
Pero ese día no sólo conocí donde pasaría años de mi
vida, sino que fue cuando Alejandro Rodríguez, el actual director de la LIE,
quien nos enseñó a los presentes un mensaje que me marcaría desde entonces.
“Quien ama la economía, comienza a pensar la vida económicamente”, con otras
palabras seguro fue, pero esa lección me sirvió para entender de qué venía la
mano. Y uno de los conceptos clave para aplicar el pensamiento económico a toda
decisión en la vida es el de costo de
oportunidad, que definiremos como «lo que debe sacrificarse de algo para
obtener otra cosa».
Este concepto me permitió actuar de consejero para con
mis amigos, que junto a otro pilar del pensamiento económico, la valoración subjetiva, permiten llevar al
máximo los beneficios obtenidos por cada una de nuestras decisiones, siempre
dentro de nuestras posibilidades. Y es que con ellos podemos pensar infinidad
de situaciones que a priori parecen normales, porque son ideas que residen en
nuestro sentido común, pero que la posibilidad de razonarlas expande mucho esa
naturalidad del raciocinio humano.
Piense usted cuántas veces, frente a alternativas de
cualquier índole (dónde ir de vacaciones, qué cocinar para recibir a sus
amigos, con quién pasar las fiestas), aplica inconscientemente la valoración
subjetiva y el costo de oportunidad, buscando la opción que más valore y que su
beneficio supere el costo de haber resignado la otra alternativa.
Si para un simple mortal tiene esa relevancia, cuánto
más importante será para los empresarios, que deben constantemente estar
escogiendo entre producir o no, cuánto y qué producir, donde indefectiblemente
deben considerar los costos de oportunidad. Nuestro país potencia aún más esa
importancia, con los varios desincentivos que hay a la producción y al
emprendedorismo, debiendo incluso hasta valorar la tranquilidad y estabilidad
de la relación de dependencia.
¿Qué debemos incluir en sus costos de oportunidad?
Varias cosas deben ser conocidas y tenidas en cuenta para la valoración de la
función social empresarial: El tiempo de ocio resignado con familia y amigos,
la tranquilidad perdida de lo que significa emprender (sobre todo en
Argentina), el riesgo de poner el capital propio (incluso los ahorros de toda
una vida) para ofrecer lo mejor a la sociedad sin saber concretamente qué
respuesta habrá… Será conociendo esto que podemos acercarnos a la persona del
empresario, para desterrar el mito del hombre gordo vestido de traje y monóculo
que se nos ha implantado desde visiones anti-mercado, anti-empresa y
anti-libertad.
Que nos sirva esta pequeña reflexión para dos cosas,
como a mí me sirvió en ese momento la lección del Profesor Rodríguez: 1)
Desechemos la idea de reducir la economía al dinero y lo monetario,
aplicando sus métodos de pensar a nuestra vida cotidiana, y 2) No merecen los
empresarios términos peyorativos como “especuladores”, ya que son personas como
cualquiera de nosotros que constantemente toman decisiones basándose en sus
costos de oportunidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario