miércoles, 20 de octubre de 2021

Reflexiones sobre la importancia del costo de oportunidad

 Reflexiones sobre la importancia
del costo de oportunidad

Ciro Andrés Patiño
1er Año LICC - LIE Comisión “B”
Universidad del CEMA

Todavía recuerdo aquella primera vez que pisé la UCEMA, luego de elegirla predilectamente como el lugar donde quise apostar a por mi futuro, en el Open House del 4 de marzo de 2019. Fue allí donde me interioricé en las carreras que desde 4to. año del secundario había decidido estudiar: Economía y Contador Público. Hoy, gracias a Dios, puedo estar cumpliendo, con mucho esfuerzo, ese sueño de aprender lo que quiero donde quiero.

Pero ese día no sólo conocí donde pasaría años de mi vida, sino que fue cuando Alejandro Rodríguez, el actual director de la LIE, quien nos enseñó a los presentes un mensaje que me marcaría desde entonces. “Quien ama la economía, comienza a pensar la vida económicamente”, con otras palabras seguro fue, pero esa lección me sirvió para entender de qué venía la mano. Y uno de los conceptos clave para aplicar el pensamiento económico a toda decisión en la vida es el de costo de oportunidad, que definiremos como «lo que debe sacrificarse de algo para obtener otra cosa».

Este concepto me permitió actuar de consejero para con mis amigos, que junto a otro pilar del pensamiento económico, la valoración subjetiva, permiten llevar al máximo los beneficios obtenidos por cada una de nuestras decisiones, siempre dentro de nuestras posibilidades. Y es que con ellos podemos pensar infinidad de situaciones que a priori parecen normales, porque son ideas que residen en nuestro sentido común, pero que la posibilidad de razonarlas expande mucho esa naturalidad del raciocinio humano.

Piense usted cuántas veces, frente a alternativas de cualquier índole (dónde ir de vacaciones, qué cocinar para recibir a sus amigos, con quién pasar las fiestas), aplica inconscientemente la valoración subjetiva y el costo de oportunidad, buscando la opción que más valore y que su beneficio supere el costo de haber resignado la otra alternativa.

Si para un simple mortal tiene esa relevancia, cuánto más importante será para los empresarios, que deben constantemente estar escogiendo entre producir o no, cuánto y qué producir, donde indefectiblemente deben considerar los costos de oportunidad. Nuestro país potencia aún más esa importancia, con los varios desincentivos que hay a la producción y al emprendedorismo, debiendo incluso hasta valorar la tranquilidad y estabilidad de la relación de dependencia.

¿Qué debemos incluir en sus costos de oportunidad? Varias cosas deben ser conocidas y tenidas en cuenta para la valoración de la función social empresarial: El tiempo de ocio resignado con familia y amigos, la tranquilidad perdida de lo que significa emprender (sobre todo en Argentina), el riesgo de poner el capital propio (incluso los ahorros de toda una vida) para ofrecer lo mejor a la sociedad sin saber concretamente qué respuesta habrá… Será conociendo esto que podemos acercarnos a la persona del empresario, para desterrar el mito del hombre gordo vestido de traje y monóculo que se nos ha implantado desde visiones anti-mercado, anti-empresa y anti-libertad.

Que nos sirva esta pequeña reflexión para dos cosas, como a mí me sirvió en ese momento la lección del Profesor Rodríguez: 1) Desechemos la idea de reducir la economía al dinero y lo monetario, aplicando sus métodos de pensar a nuestra vida cotidiana, y 2) No merecen los empresarios términos peyorativos como “especuladores”, ya que son personas como cualquiera de nosotros que constantemente toman decisiones basándose en sus costos de oportunidad.

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