Todo el mundo habla de estar en contra de la Reforma Judicial, pero ¿por qué no da la reforma?
En primer lugar, vale aclarar que una reforma en el sistema judicial es totalmente necesaria, pero hay reformas y "reformas". Por un lado, tenemos la historia que nos enseña que desde la vuelta de la democracia, gobierno que llega es gobierno que modifica la justicia según las pretensiones que tiene en cartera. Éste no es la excepción. Primer punto para negar la reforma es defender la independencia del Poder Judicial en una república.
Por otro lado, la reforma no ataca la justicia que nos toca a todos, la justicia ordinaria; acomoda los jueces que les tocan a los políticos que cometen delitos en sus funciones, es decir, los corruptos. Así concluimos que no es "la" reforma necesaria, sino la que los políticos chorros necesitan, no los de ahora, los de siempre, porque la corporación actúa así, corporativamente.
Además, son conocidos los embates del Ejecutivo sobre el Judicial, que tiene como objetivo implícito la limpieza de antecedentes de los más altos funcionarios y exfuncionarios de administraciones pasadas. De este modo surgen los ataques contra jueces puntuales, contra el Procurador General de la Nación, el uso político del Consejo de la Magistratura, entre otros actos totalmente antirepublicanos.
Finalmente, hay que observar y reconocer que las reformas integrales llevan tiempo: No se presenta el proyecto (menos desde otro poder del Estado) y se firma como en escribanía sin consensos, sin escuchar las opiniones de los más grandes constitucionalistas del país, sin notar el descontento de la sociedad.
Hoy, las necesidades más urgentes de la gente son otras: Desempleo arriba del 15%, pobreza subiendo el 50% (y los niños más del 65%), inseguridad, miseria económica, inflación, entre otros de los miles de problemas que aquejan al país.
Señores legisladores, la reforma no da.
